lunes, 17 de noviembre de 2014

domingo, 24 de junio de 2012

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mierda de artista

  El arte como mercancía, el arte como fetiche...
 Piero Manzoni, artista de un movimiento considerado neo-dadaísta, da cuerpo objetivo al título de este escrito, presentando en 1961 una serie de noventa latas de conserva, llenas con su propio excremento: Merda d'artista  fue el título de esta serie que salió al mercado con un precio equivalente a la cotización actualizada de su peso en oro. Numeradas y firmadas en la tapa, por supuesto.
Este trabajo de Manzoni fue el punto de referencia y punto de partida para la construcción de un scketch, como forma distintiva del teatro de cabaret, cuyo motivo principal es la venta de mierda, que realiza un personaje con rasgos del típico merolico y  de la trabajadora doméstica. Escribí el sketch para el módulo dadaísta de la performance 4V a partir de ejercicios estructurados de improvisación.
Otro elemento que compone este módulo, fue recuperado de Para hacer un poema dadaísta de Tristán Tzara, en que se explica la forma de escribir un poema y ser un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo. El vendedor de mierda hace lectura de un poema del cual reclama autoría, acompañado por un coro de bobos y un hombre que actúa como mono llamado “Belleza”.
El hombre que actúa como mono, mantiene contacto agresivo con el público, baila fragmentos de El lago de los cisnes tarareado por el coro y canta Hip-hop. Se optó por esta modalidad por representar una forma de expresión juvenil, de rebelión o resistencia frente a los efectos de la globalización; en este caso, la mordacidad del hip-hop se dirige hacia los críticos del arte. También se incorporan fragmentos del Manifiesto Dadá.
A continuación el texto del sketch:

(El merolico. Con aspecto de trabajadora doméstica indígena -de cliché- entra a escena; en una mano sostiene una charola con los frascos de mierda, detrás de ella, entra  Belleza)
Werita, werita, señor, señora, señorita, que no le digan, que no le cuenten, que la única mierda auténtica de artista la encuentra aquí.
Dígame el nombre de su artista favorito, si no tengo sus excrecencias se las consigo.
Mire, mire, Stanislavski, Shakira, Dalí, Octavio Paz, Isadora, Duncan y Adria Peña.
No compre imitaciones porque la única y legítima caca de artista la traigo yo como única y exclusiva oferta para usted.
Recuerde que el arte es el alimento del alma y si usted, damita, caballero,  es un Salieri cualquiera siempre podrá tener a la mano esta práctica presentación, en vasito transparente, de las esencias de un genio. Sin duda hará que su mediocridad duela menos.
Mientras que usted, finísimo público decide por la fecal maravilla que comprará, deje que le presente a mi mono, mi amante mi cómplice y todo… Belleza.
Un aplauso por favor… (dirigiéndose a quien, de entre el público no aplaude) apláudale por favor señor(a) no sea culero(a)…(entra coro de bobos aplaudiendo y gritando bravos)
Permítanme demostrar una maravilla esplendorosamente espectacular de belleza:
Belleza bailará y cantará para deleitar su académicos ojitos y orejitas.
(El coro de bobos tararea fragmentos de un ballet, Belleza baila en puntas… el coro de bobos aplaude a rabiar…transición a hip-hop, el coro de bobos acompaña percutiendo su cuerpo y haciendo chasquidos rítmicos con la boca)
Belleza —  (en hip-hop) Hoy les digo a ustedes, señores y señoras: La belleza ha muerto y no hay vuelta de hoja.
La obra de arte no es alegre ni es triste, ni es clara ni es oscura, pues no es una cerveza ni puta madura.
La obra de arte nunca es bella por decreto, la belleza es relativa… o dime  wey ¿cuál es el secreto?
Por eso yerras si te dedicas a crítico, sólo alimentas el fetiche mítico.
¡Hey, crítico! Dime cuál es tu dogma y te diré de qué basurero te sacaron; te sacaron, te sacaron, basurero, basurero. Uleeeeeeeero.
(El merolico le tapa la boca, sonríe condescendiente al público, hace que se lleven a belleza y continúa su venta. Coro de bobos y belleza hacen mutis).
Merolico— Ustedes excusen a mi mono, a veces necesita un vergazo.
Como les decía finísimos caballeros y caballeras, si necesitan inspiración en sus procesos creativos, sólo destapen el frasquito y dejen que los éteres del genio invadan el ambiente, respire profundo, sostenga, exhale y disfrute.
¿Qué quiere?, ¿un recuerdito de Luis Ricardo Gaytán?, aquí lo tenemos, que lo quiere de Luis Miguel, Cristian Castro o Valentín Elizalde, aquí está también.
Señores, señoras y mensas ¡Perdón! Señoritas, no pierdan la oportunidad que se les presenta por sólo unos minutos, de tener en la sala de su casa, en su refrigerador o bajo la almohada éste producto maravilloso.
No es por presumir pero también soy artista y mientras eligen la mierda que se llevan a casa, les voy a secretar uno de mis más sentidos poemas:
(entra el coro de bobos, uno de ellos con la cartulina del poema en la mano)
Merolico— (Lee el poema, el coro de bobos repite el final de algunas      palabras cantando a manera de estribillo. Al finalizar la lectura, el coro de bobos aplaude a rabiar)
(El merolico declama el poema Dadá[1]del que reclama autoría)
Decídase
Olvidan mar de
sus tumores muertos
seguridad de juguetilandia
gobernabilidad de orina
ABC Sonora económica examen
Calderón satisfacción mórbida
guardería general y velas
mujer ambiental concluye cultura
A No
Coro de bobos— Libertad: DADA, DADA, DADA, aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: LA VIDA. (un miembro del coro hace una arabesco operístico, los demás le miran horrorizados y lo corren, mutis en persecución. El merolico regresa a escena pregonando su producto, al darse cuenta de que nadie compra, hace mutis, no sin antes mostrar el dedo medio a la concurrencia).


[1] El texto se construyó en forma aleatoria con recortes de palabras, tomadas de un artículo periodístico con el tema de la guardería ABC y de una revista con temas médicos, cada palabra fue pegada sobre el reverso de un mantel infantil, en cuyo frente estaba la figura del auto de la película Cars.

jueves, 10 de marzo de 2011

La revelación de lo sagrado

(Comparto la versión editada de un texto que escribí para la materia Hermenéutica Filosófica)


En el principio fue la ignorancia: el acercamiento gradual a una disciplina artística, como lo es el teatro, trajo consigo la adquisición de un discurso; la revelación del mito, las respuestas a las preguntas primigenias de quien sólo intuye una vocación de vida, contenidas en las explicaciones e indicaciones de sus  maestros; así, durante cuatro años.
El hueco inicial se había llenado con el panteón de la literatura dramática, los directores y teóricos de la escena.
Emprendí un camino que, a primera vista, aparecía sin obstáculos y con una meta clara por alcanzar, un camino recto. Como docente o como director de escena sólo me bastaba con poner en juego el mito y el instrumental ritual que le acompaña: que si vivencial o formal, que si el género dramático, que si el estilo, que si...
La seguridad de que lo dicho y lo hecho ha sido probado en su eficacia, además, dicho sea de paso, el haber sido un estudiante exitoso, me pusieron en la cómoda situación de ser transmisor de conocimientos desde hace casi un par de décadas.
Siempre, en forma honesta (no quepa duda de ello), cuando pasaron una segunda y una tercera generación de estudiantes por mis manos, repetí con rigor la fórmula empleada con los primeros; seleccionando aquello que mejor había funcionado y añadiendo algunos elementos, nada que afectara sustancialmente la partitura de mis clases; en fin que me repetí, reconocí en mí a mis maestros y me asumí como dogmático.
Duro golpe ha sido reconocer que he pasado por una experiencia sin experiencia, reconocer que ni todo lo que sabía era único, ni cierto.
La ignorancia como madre de la interrogación y no de la respuesta es el estado que puedo reconocer en este momento de mi vida; me veo en un camino sinuoso, transitando por veredas que algunos han recorrido, pero yo no.
Veredas de “primera vez” para mí. Experimento de nuevo y vivo en la incertidumbre.  No es fácil fracturar las estructuras de pensamiento, pero han sido fracturadas (las mías). En este momento siento la necesidad de aceptar la multiplicidad de puntos de vista, de reconocer una racionalidad en cada mirada, que al fin de cuentas es una experiencia puesta en juego.
Tal vez “naturalmente” encuentre con el tiempo, el camino natural planteado por María Zambrano, el camino recibido tal vez sea una utopía deseada; en todo caso, comparto la aspiración legítima de poetizar la existencia, en una vía donde converjan el logos y el mito como revelación del ser, en un sentido ontológico y también como existencia singular. 
En el final es la búsqueda… sin fin.

domingo, 27 de febrero de 2011

Las metáforas de mi “cochinito”

Desde el sentido común y desde buena parte del pensamiento ilustrado, hablar de metáfora es hablar de palabras mayores; me explico, se piensa que la construcción metafórica es un don divino o un privilegio de cofrades, iniciados en crípticos laberintos del lenguaje, magos de cuya chistera brota la imagen imparafraseable, maravillosa y sorprendente, que explica y significa más que la mejor descripción posible… tal vez la metáfora es la mejor descripción posible.
Sin embargo, se equivocan. Salvo alguna objeción de Chomsky, de algún otro lingüista famoso o de mi directora de tesis (así sí me retracto). El empleo de tropos parece ser una de las modalidades más elementales, primarias e ingenuas para apropiarnos del mundo: miramos nuestro derredor y nos percatamos de que, en muchos casos, la palabra empleada para nombrar actos, cosas o atributos se fijó en la lengua, después de ser una expresión connotativa que establecía alguna relación de semejanza o contigüidad, como lo hacen la metáfora y su parentela de tropos (onomatopeyas incluidas, aunque resulte discutible la clasificación de esta figura), entre algún objeto de referencia y el ahora designado; otrora construcciones metafóricas que se fijaron en la lengua para establecer la forma ordinaria de relación entre el signo lingüístico y su referente actual. Ejemplos de estas expresiones hay por carretadas, enuncio diez, sólo por entrar en la convención decalógica:
El ojo de la cerradura (la palabra ojo es en sí misma un caligrama análogo), (y el paréntesis anterior contiene una tautología)
Los huevos estrellados
La falda de la montaña
Las patas de la mesa
La cabeza del clavo
Clavo la cabeza (sí, sí es albur)
Se me puso la carne de gallina
El aguafiestas
¡Qué víbora es!
Lavar el cerebro
Tímpano
Menisco
Grano o erupción (en la piel)
¡Upss! Me pasé de diez, `ora sí que al que le falten palabras, que le sobre una metáfora (quien quita y, a la larga, se la regresen como sustantivo).
No escribo esto como especialista en la materia, no poseo ni diez centavos de teoría lingüística; escribo desde la experiencia como padre de un chico de cuatro años.
Él, a menudo se explica lo que le resulta sorprendente, nuevo o desconocido mediante expresiones como “la luna es la lámpara de la oscuridad”; también empieza a incorporar imágenes, de manera consciente, en su habla cotidiana: hoy, por ejemplo, traje a casa una docena de coricos -panecillos hechos con maíz, de forma circular, considerados tradicionales en el Estado de Sonora-; dijo mi cochinito luego de consumir la mitad de uno: “mira papá, voy a morder el arco iris”.
Consciente de la probable comisión de ignorancia supina, concluyo con dos hipótesis: primera, la lengua nació en forma ideográfica, figurativa, metafórica, no sólo convencional; segunda, la metáfora es cosa de niños.
Nos vemos otro día, voy a echarle un ojo al cochinito, que anda solo en el porche...

viernes, 18 de febrero de 2011

Ubú presidente

(Alfred Jarry estrena Ubu Roi en 1896. Construido bajo la influencia del Simbolismo, con recursos estéticos del grotesco, Jarry diseña al protagonista, Padre Ubú, como paráfrasis del personaje Macbeth de la tragedia de Shakespeare, sólo que llevado al absurdo; establece, también, un paralelismo fársico con la anécdota original cuyo eje discursivo es el poder, especialmente el que se obtiene a partir de la traición y luego se ejerce con tiranía, torpeza y cobardía. La primera palabra que se escucha en la obra es "merdra")
Tenemos un planeta que, ya por razones antropogénicas, ya por causas ajenas a los humanos, sufre cambios, cuyos efectos amenazan las formas de vida, tal y como las conocemos hasta ahora. Desde la razón surgen tesis de desarrollo sustentable basadas en el uso racional de la energía y los recursos naturales, en oposición al principio de “libertad” para consumir la oferta irracional del mercado. Sin embargo, el fenómeno de la Globalización, con su instrumental inédito en el terreno de la tecnología y las comunicaciones, se ha consolidado sobre la base de una economía de mercado transfronteriza, que se impone sobre cualquier otra racionalidad o tradición cultural, mediante el ejercicio del poder en las formas más violentas imaginables o, en el mejor del los casos, mediante el bombardeo mediático a las culturas regionales con los nuevos mitos y el fortalecimiento de los aparatos represivos, por si acaso…
Hosni Mubarak y Muammar Kadafi, en Egipto y Libia respectivamente, son los ejemplos más notorios del momento (no los únicos).
Los Estados han perdido el rol de garantes del “Contrato Social” para operar, ahora,como correa de transmisión de los intereses generados desde un poder económico que no es ya el de las burguesías locales, aunque estas mantengan sus privilegios por el sistema de cacicazgos regionales, como socios de empresas globales o como ejecutores, en las instancias de gobierno, de las políticas civilizatorias del mundo global.
El impacto mayor de la Globalización se aprecia en la merma de soberanía, principal atributo del Estado moderno. Así, tenemos una especie de virtualidad o ilusión de gobierno bajo la figura de “Presidente” en las democracias occidentales en el fin del siglo XX y el principio del XXI. En este contexto se han engendrado jefes de gobierno otrora impensables.
Desde los tiempos de Maquiavelo, Voltaire, Rousseau y Montesquieu o de John Locke y Adam Smith, o con el perfil del político profesional gestado luego de la Segunda Guerra Mundial, figuras que nada tienen que ver con los atributos supuestos para El Príncipe encabezan los gobiernos de diferentes países.
Deudores con los grupos de poder que invirtieron en sus candidaturas, carentes de proyectos de mediano y largo plazo, carentes de competencias políticas y administrativas, carentes de formación intelectual suficiente y necesaria, son vendidos al elector como opción viable frente al desencanto por las promesas incumplidas en el pasado, empleando toda estrategia mediática posible.
Figuras presidenciales, cabezas de Estados, cuya ingerencia en la dirección económica y política de sus países es cada vez menor, parecen destinados a operar las instituciones como gestoras de la globalización en su aspecto económico mediante ls ajustes legales necesarios y como represoras de toda oposición que vaya más allá de los discursos.
Presidentes ligados con grupos de poder económico, todos con discursos populistas y promesas incumplidas, todos con anécdotas denigrantes para su investidura y proclives al autoritarismo: todos, sin ser personajes de ficción, explicables exclusivamente desde el territorio de lo absurdo y lo grotesco.
Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy basten de muestra por Europa; en América por lo menos cuatro vienen a la mente en automático, más el mexicano.
Jarry no pasaría por crítico cien años después, sino como simple descriptor de la realidad del poder.
Al parecer, el perecer de los humanos es la opción más viable para salvar el planeta.
¡Merdra!

miércoles, 27 de octubre de 2010

Biografía




Texto:
Jesús Vargas

domingo, 17 de octubre de 2010

sábado, 9 de octubre de 2010

Héctor Meza Aguilar el "papas"

Hoy, mucho tiempo después de su muerte, me enteré de que quien fuera mi mejor profesor- amigo en mi paso como estudiante de la Universidad Autónoma Metropolitana, dejó de existir.
Chilango por antonomasia, pambolero, fumador empedernido, el papas fue mi generoso surtidor de tabaco "... de cajetilla suave, los otros saben a pasto" decía; grabó para mí el primer caset en mi haber de Serrat; también, gracias a él, tuve comida en días críticos, de aquellos que todo estudiante prángana, que llega de provincia al DF, conoce.
Al concluir sus clases, luego de confirmar si habíamos entendido el tema o de responder nuestras preguntas, la última palabra expresada al salir del aula era papas, de ahí su mote.
Sin embargo, sus mejores enseñanzas las recibí en el trayecto que hacíamos, casi a diario, para ir a conseguír café y luego, en su cubículo del edificio "H" donde acompañábamos la bebida con un cigarro (no estaba prohibido por ley); en este tiempo me descubría sus razonamientos sobre el incipiente neoliberalismo, los procesos de globalización y el pensamiento posmoderno, por ejemplo; lo sorprendente es que este modesto profesor, hace tres décadas, me adelantó como hipótesis lo que años más adelante sería confirmado por la realidad o publicado como teoría novedosa por plumas nacionales e internaciones reconocidas en el mercado de las ideas; recuerdo, de manera especial, su virtuosismo para interpretar (para ver, es más preciso) las metáforas en la poesía de Miguel Hernández.
Con el paso de los años, ocasionalmente llegaba yo a la universidad para saludarlo, él siempre estaba ahí, mañana y tarde, siempre amistoso y bonachón, siempre escuchando, sin ser condescendiente, a todo aquél que le hiciera una consulta o simplemente le contara sus cuitas y, como siempre, compartiendo sus saberes, sus preguntas y sus proyecciones. Investigador y docente ejemplar cuyo principal objeto de estudio fue el ser ético; su método, el de la Psicología Social y la honestidad intelectual. Jamás se vendió ni negoció prebendas, eso le trajo problemas, pero también la admiración y el respeto.
Héctor, nada de lo que pueda decir te define, así que sólo resta expresar : Descansa en paz maestro, descansa en paz amigo.
...
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero
.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

4V

En la página adjunta  (Liga en la parte superior de la columna derecha, 4Vanguardias artísticas del siglo XX) podrás encontrar el soporte teórico que sustentó este trabajo escénico, realizado por actores en formación de la Universidad de Sonora, bajo la dirección de Jesús Vargas. El objetivo teórico- práctico fue la exploración del lenguaje escénico a partir de las propuestas estéticas de cuatro vanguardias artísticas del siglo XX (Expresionismo, Futurismo, Dadaísmo y Surrealismo). Ahora compartimos imágenes e investigación.