
miércoles, 27 de octubre de 2010
domingo, 17 de octubre de 2010
sábado, 9 de octubre de 2010
Héctor Meza Aguilar el "papas"
Hoy, mucho tiempo después de su muerte, me enteré de que quien fuera mi mejor profesor- amigo en mi paso como estudiante de la Universidad Autónoma Metropolitana, dejó de existir.
Chilango por antonomasia, pambolero, fumador empedernido, el papas fue mi generoso surtidor de tabaco "... de cajetilla suave, los otros saben a pasto" decía; grabó para mí el primer caset en mi haber de Serrat; también, gracias a él, tuve comida en días críticos, de aquellos que todo estudiante prángana, que llega de provincia al DF, conoce.
Al concluir sus clases, luego de confirmar si habíamos entendido el tema o de responder nuestras preguntas, la última palabra expresada al salir del aula era papas, de ahí su mote.
Sin embargo, sus mejores enseñanzas las recibí en el trayecto que hacíamos, casi a diario, para ir a conseguír café y luego, en su cubículo del edificio "H" donde acompañábamos la bebida con un cigarro (no estaba prohibido por ley); en este tiempo me descubría sus razonamientos sobre el incipiente neoliberalismo, los procesos de globalización y el pensamiento posmoderno, por ejemplo; lo sorprendente es que este modesto profesor, hace tres décadas, me adelantó como hipótesis lo que años más adelante sería confirmado por la realidad o publicado como teoría novedosa por plumas nacionales e internaciones reconocidas en el mercado de las ideas; recuerdo, de manera especial, su virtuosismo para interpretar (para ver, es más preciso) las metáforas en la poesía de Miguel Hernández.
Con el paso de los años, ocasionalmente llegaba yo a la universidad para saludarlo, él siempre estaba ahí, mañana y tarde, siempre amistoso y bonachón, siempre escuchando, sin ser condescendiente, a todo aquél que le hiciera una consulta o simplemente le contara sus cuitas y, como siempre, compartiendo sus saberes, sus preguntas y sus proyecciones. Investigador y docente ejemplar cuyo principal objeto de estudio fue el ser ético; su método, el de la Psicología Social y la honestidad intelectual. Jamás se vendió ni negoció prebendas, eso le trajo problemas, pero también la admiración y el respeto.
Héctor, nada de lo que pueda decir te define, así que sólo resta expresar : Descansa en paz maestro, descansa en paz amigo.
...
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Chilango por antonomasia, pambolero, fumador empedernido, el papas fue mi generoso surtidor de tabaco "... de cajetilla suave, los otros saben a pasto" decía; grabó para mí el primer caset en mi haber de Serrat; también, gracias a él, tuve comida en días críticos, de aquellos que todo estudiante prángana, que llega de provincia al DF, conoce.
Al concluir sus clases, luego de confirmar si habíamos entendido el tema o de responder nuestras preguntas, la última palabra expresada al salir del aula era papas, de ahí su mote.
Sin embargo, sus mejores enseñanzas las recibí en el trayecto que hacíamos, casi a diario, para ir a conseguír café y luego, en su cubículo del edificio "H" donde acompañábamos la bebida con un cigarro (no estaba prohibido por ley); en este tiempo me descubría sus razonamientos sobre el incipiente neoliberalismo, los procesos de globalización y el pensamiento posmoderno, por ejemplo; lo sorprendente es que este modesto profesor, hace tres décadas, me adelantó como hipótesis lo que años más adelante sería confirmado por la realidad o publicado como teoría novedosa por plumas nacionales e internaciones reconocidas en el mercado de las ideas; recuerdo, de manera especial, su virtuosismo para interpretar (para ver, es más preciso) las metáforas en la poesía de Miguel Hernández.
Con el paso de los años, ocasionalmente llegaba yo a la universidad para saludarlo, él siempre estaba ahí, mañana y tarde, siempre amistoso y bonachón, siempre escuchando, sin ser condescendiente, a todo aquél que le hiciera una consulta o simplemente le contara sus cuitas y, como siempre, compartiendo sus saberes, sus preguntas y sus proyecciones. Investigador y docente ejemplar cuyo principal objeto de estudio fue el ser ético; su método, el de la Psicología Social y la honestidad intelectual. Jamás se vendió ni negoció prebendas, eso le trajo problemas, pero también la admiración y el respeto.
Héctor, nada de lo que pueda decir te define, así que sólo resta expresar : Descansa en paz maestro, descansa en paz amigo.
...
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
4V
En la página adjunta (Liga en la parte superior de la columna derecha, 4Vanguardias artísticas del siglo XX) podrás encontrar el soporte teórico que sustentó este trabajo escénico, realizado por actores en formación de la Universidad de Sonora, bajo la dirección de Jesús Vargas. El objetivo teórico- práctico fue la exploración del lenguaje escénico a partir de las propuestas estéticas de cuatro vanguardias artísticas del siglo XX (Expresionismo, Futurismo, Dadaísmo y Surrealismo). Ahora compartimos imágenes e investigación.
4V Galería de imágenes (9-04-2010)

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Iván, Jesús, Arely, Anuar, Melisa, Juan Manuel, Zaha y Ramón En 4V, un ejercicio de exploración del lenguaje escénico a partir de las propuestas estéticas de cuatro vanguardias artísticas del siglo XX |







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Mtra. Campillo, mil gracias por las fotos |
Etiquetas:
Dadá,
Expresionismo,
Futurismo,
Surrealismo
martes, 20 de julio de 2010
Fecal vino al infierno
Hoy, martes 20 de julio de 2010, con cuarenta y tantos grados a la sombra, llegó, más de un año después, el jefe del ejecutivo (las minúsculas son intencionales)para ofrecer todo el apoyo de su gobierno a los padres de los niños muertos en la guardería ABC. Resumen:
Chequera abierta, justicia cerrada.
Chequera abierta, justicia cerrada.
martes, 1 de junio de 2010
El ingenuo soy yo
Había una vez, un cantante políticamente incorrecto, genuinamente aguijón de ese hombre con traje gris, que al comer con un presidente aprendió, genuinamente, a mudar de parecer, a mudar de ingenio a ingenuo.
Había una vez, un director técnico de un seleccionado nacional de futbol, con preocupaciones de carácter social y apasionadamente crítico de su jodido país. Comió con su presidente y las viandas obraron en él maravillas, ahora no sólo su selección deportiva puede ganar el Campeonato Mundial de Futbol sino que su jodido país se transformó, por obra y gracia del arte culinario, en la tierra prometida, el nuevo edén.
Había una vez, padres de cuarenta y nueve niños muertos que fueron invitados a comer por el presidente. Esta vez, el gris de gris les pidio perdón por no atenderlos hasta un año después e hizo la justicia esperada, al más puro estilo de los reyes en los dramas de Lope de Vega.
¡Sí! ¡Sí! ¿Pss cómo no...?
Había una vez, un director técnico de un seleccionado nacional de futbol, con preocupaciones de carácter social y apasionadamente crítico de su jodido país. Comió con su presidente y las viandas obraron en él maravillas, ahora no sólo su selección deportiva puede ganar el Campeonato Mundial de Futbol sino que su jodido país se transformó, por obra y gracia del arte culinario, en la tierra prometida, el nuevo edén.
Había una vez, padres de cuarenta y nueve niños muertos que fueron invitados a comer por el presidente. Esta vez, el gris de gris les pidio perdón por no atenderlos hasta un año después e hizo la justicia esperada, al más puro estilo de los reyes en los dramas de Lope de Vega.
¡Sí! ¡Sí! ¿Pss cómo no...?
jueves, 6 de mayo de 2010
jueves, 18 de febrero de 2010
Mito genial
En algún sexenio, del que nadie quisiera acordarse, se acuñaron expresiones como “mito genial” o “los nuevos reaccionarios”. La primera, referida a la pobreza en México, cuando un secretario de estado decía que quien hablaba de pobreza en este país, era por desinformación o por malintencionado; la segunda, alusiva a quienes se oponían al neoliberalismo.
¿Cómo podía hablarse de pobreza en un país que se da el lujo de salvar banqueros y llevar a la lista de Forbes a más de uno?
El “error de diciembre”, otra expresión para trasladar responsabilidades en la crisis económica de 1994, que tantos suicidios y pérdidas de patrimonios provocó, además de un FOBAPROA que nuestros nietos seguirán pagando.
… el Harvard boy que no pintó; el tonto de Los Pinos, que no gobernó (“es que no lo dejan…” fue el mito que corría entre sus ingenuos votantes); El último, el gobierno del “catarrito” -con 47.2 millones de pobres en el país hasta el año pasado, más los acumulados con el medio millón de empleos perdidos en 2009 (y son cifras oficiales)- con su nueva construcción mítica que perora así: Todo es culpa del exterior.
Y además, tratan de pendejos a los Premios Nobel de Economía que se atrevieron a criticar el manejo de la crisis por parte del gobierno mexicano.
Los asesinatos, en todo el país, EN TODO EL PAÍS , resultan explicados como producto de rencillas entre pandilleros, narcos o delincuentes de toda índole.
El nuevo “mito genial” es hacernos creer que gobiernan. Los “nuevos reaccionarios” en el bicentenario … ¿de qué?... son, en todo caso quienes sostienen un modelo económico abortado hace más de una década en los llamados países desarrollados.
¿Que los muertos del 68? ¡Tomen!
¿Que los muertos de aguas blancas? ¡Tomen!
¿Que los periodistas asesinados? ¡Tomen!
¿Que las muertas y muertos de Juárez? ¡Tomen!
¿Que más de la mitad de mexicanos está en los estándares internacionales de pobreza? ¡Tomen!
¿Que pierdes tu patrimonio por desempleo? ¡Toma!
De parte de los fascistas y similares del mundo:
¿Cómo podía hablarse de pobreza en un país que se da el lujo de salvar banqueros y llevar a la lista de Forbes a más de uno?
El “error de diciembre”, otra expresión para trasladar responsabilidades en la crisis económica de 1994, que tantos suicidios y pérdidas de patrimonios provocó, además de un FOBAPROA que nuestros nietos seguirán pagando.
… el Harvard boy que no pintó; el tonto de Los Pinos, que no gobernó (“es que no lo dejan…” fue el mito que corría entre sus ingenuos votantes); El último, el gobierno del “catarrito” -con 47.2 millones de pobres en el país hasta el año pasado, más los acumulados con el medio millón de empleos perdidos en 2009 (y son cifras oficiales)- con su nueva construcción mítica que perora así: Todo es culpa del exterior.
Y además, tratan de pendejos a los Premios Nobel de Economía que se atrevieron a criticar el manejo de la crisis por parte del gobierno mexicano.
Los asesinatos, en todo el país, EN TODO EL PAÍS , resultan explicados como producto de rencillas entre pandilleros, narcos o delincuentes de toda índole.
El nuevo “mito genial” es hacernos creer que gobiernan. Los “nuevos reaccionarios” en el bicentenario … ¿de qué?... son, en todo caso quienes sostienen un modelo económico abortado hace más de una década en los llamados países desarrollados.
¿Que los muertos del 68? ¡Tomen!
¿Que los muertos de aguas blancas? ¡Tomen!
¿Que los periodistas asesinados? ¡Tomen!
¿Que las muertas y muertos de Juárez? ¡Tomen!
¿Que más de la mitad de mexicanos está en los estándares internacionales de pobreza? ¡Tomen!
¿Que pierdes tu patrimonio por desempleo? ¡Toma!
De parte de los fascistas y similares del mundo:
miércoles, 10 de febrero de 2010
miércoles, 3 de febrero de 2010
Yo, ex chilango
(Foto publicada en el blog de Antonio Toriz)
Hace poco realicé un viaje a la Ciudad de México. Con tal de ahorrar compré un vuelo promocional desde dos meses antes. El itinerario me llevó primero a Tijuana, donde debí pasar más de cinco horas con un frío endemoniado, luego Toluca, con las 5:50 como hora de arribo y cero grados centígrados de temperatura. De ahí a Santa Fe, un taxi, el metro y por ahí de las 8:30 am estaba en la maravillosa plaza de Coyoacán bebiendo un delicioso café de El Jarocho, sentado en una banca frente a la fuente de los coyotes. Tres días en los que pude visitar una tía y mis compadres, nada más, aparte del motivo central del viaje: realizar trámites en la UNAM y conseguir algunos libros.
Viví por más de veinte años en ese monstruo que genera afectos polarizados; fue el lugar donde hacía mi vida y me naturalicé chilango ¡a mucha honra¡ Nunca fui asaltado, la policía sólo me levantó una vez, junto con una amiga, por “faltas a la moral”, nos dieron “una paseada” y, como no ofrecimos mordida, nos botaron por ahí, con la fina sugerencia, gritada desde la patrulla: pa’ la otra váyanse al hotel.
Esta vez, realicé las actividades antes cotidianas: caminar mucho, subir escaleras, viajar en metro con varios transbordos, tomar un microbús… En mi defeña vida jamás razoné sobre derroche energético implicado ni sobre tiempo consumido que esto significa, además de la jornada laboral.
La diferencia es que, ya sea por la edad o por la altura sobre el nivel del mar, me sofoqué. Por la contaminación lucí ojos rojos, una nariz reseca y sangrante. Por si fuera poco, generé adrenalina en cantidades industriales, gracias a los microbuseros; creí en Dios al bajar ileso de estos transportes que, como secuela, me dejaban por varias horas con el esfínter contraído.
Conclusión: ¡… ya no soy chilango!
Por fortuna, el vuelo de regreso fue directo.

Hace poco realicé un viaje a la Ciudad de México. Con tal de ahorrar compré un vuelo promocional desde dos meses antes. El itinerario me llevó primero a Tijuana, donde debí pasar más de cinco horas con un frío endemoniado, luego Toluca, con las 5:50 como hora de arribo y cero grados centígrados de temperatura. De ahí a Santa Fe, un taxi, el metro y por ahí de las 8:30 am estaba en la maravillosa plaza de Coyoacán bebiendo un delicioso café de El Jarocho, sentado en una banca frente a la fuente de los coyotes. Tres días en los que pude visitar una tía y mis compadres, nada más, aparte del motivo central del viaje: realizar trámites en la UNAM y conseguir algunos libros.
Viví por más de veinte años en ese monstruo que genera afectos polarizados; fue el lugar donde hacía mi vida y me naturalicé chilango ¡a mucha honra¡ Nunca fui asaltado, la policía sólo me levantó una vez, junto con una amiga, por “faltas a la moral”, nos dieron “una paseada” y, como no ofrecimos mordida, nos botaron por ahí, con la fina sugerencia, gritada desde la patrulla: pa’ la otra váyanse al hotel.
Esta vez, realicé las actividades antes cotidianas: caminar mucho, subir escaleras, viajar en metro con varios transbordos, tomar un microbús… En mi defeña vida jamás razoné sobre derroche energético implicado ni sobre tiempo consumido que esto significa, además de la jornada laboral.
La diferencia es que, ya sea por la edad o por la altura sobre el nivel del mar, me sofoqué. Por la contaminación lucí ojos rojos, una nariz reseca y sangrante. Por si fuera poco, generé adrenalina en cantidades industriales, gracias a los microbuseros; creí en Dios al bajar ileso de estos transportes que, como secuela, me dejaban por varias horas con el esfínter contraído.
Conclusión: ¡… ya no soy chilango!
Por fortuna, el vuelo de regreso fue directo.
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